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MULTA A SONY DE 13.5 MILLONES POR ABUSO DE POSICIÓN DOMINANTE
El pasado 20 de diciembre de 2023, la Autorité de la concurrence de la República Francesa publicaba una Decisión sancionadora en virtud de la cual se imponía a 4 empresas del grupo SONY, una multa conjunta y solidaria de 13.527.000 euros.
La conducta sancionada del gigante tecnológico ha tenido lugar en el mercado de periféricos de entrada para la consola PlayStation4 (PS4). En concreto, en el de los mandos y accesorios de control (como volantes, guitarras, o palancas de mando). La definición de mercado relevante que ofrece la autoridad francesa es el mercado ascendente de suministro de mandos de juegos diseñados para la consola PS4 en Francia.
En 2016, Subsonic, fabricante de accesorios para consolas, y de mandos compatibles con PS4 (ver aquí), presentó una denuncia ante la autoridad de competencia francesa, en la que alertaba de posibles prácticas por parte de Sony incompatibles con el derecho de la competencia y las normas del mercado.
Siendo Sony el fabricante de la PS4, y teniendo en cuenta que la compra de la consola siempre incluye, al menos, un mando oficial de Sony (el modelo DualShock 4), no es ninguna sorpresa que la multinacional japonesa tenga una posición de dominio. En muchas ocasiones, la compra de mandos adicionales no se da salvo en caso de avería o falta de previsión de mandos extra. Por lo tanto, las elevadas cuotas de mercado de Sony en los mandos -también llamados gamepads- de su propias consolas, son normales.
De hecho, las conductas sancionadas duraron entre noviembre de 2015 y abril de 2020, periodo durante el cual Sony tuvo una cuota de mercado que osciló entre el 99.3 % – 77.6%. En 2020 cesan las conductas, cuando Sony introdujo al mercado la sucesora de la PS4, la PlayStation 5.
Ser dominante en un mercado no va en contra de ninguna norma, pero sí que exige de una especial responsabilidad por parte de quien tiene esta posición dominante de no abusar de la misma. Esto supone, en este caso, una infracción del artículo 102 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, así como de la normativa de competencia francesa (en este caso, el code du commerce).
Antes de entrar a analizar las conductas concretas, conviene hacer una breve mención a cómo funciona el mercado de los mandos de consola (sean de PS4 o de otra consola).
El mercado de los mandos de juego:
Salvo que se trate de otros accesorios como volantes, pedales, etc. para videojuegos específicos, lo más común es jugar a la consola con los mandos predeterminados. Jugar con un mando u otro no es indiferente, sino que se trata de productos diferentes, en los que cambia su diseño, comodidad, ergonomía, sensibilidad de los botones y toda una serie de factores diferenciadores que hace que estos sean productos diferenciados.
En el caso de la PS4, los mandos no oficiales tienden a ser más baratos (alrededor de 20-30 euros menos). Algunos de estos mandos no oficiales pueden estar mejor adaptados a ciertos tipos de juegos (ej. shooters), o ser más personalizables (con temáticas de series o videojuegos). En ocasiones resultar una opción más atractiva para jugadores más especializados. Sin embargo, como demuestran las cuotas de mercado, la venta de estos mandos es más secundaria.
Aunque la Decisión de la autoridad francesa no lo aborda de manera directa, un uso común para este tipo de mandos, es el de ser el mando secundario o “para invitados”, al que no se le da tanto uso. Para estos mandos, es habitual recurrir a una opción más económica. A esto debemos sumarle que algunos de estos mandos no son inalámbricos como el DualShock 4, sino que funcionan con cable, lo que diferencia aún más a estos productos, y lo que puede hacerlos menos atractivos.
En resumen, aunque se trate de productos que pertenecen al mismo mercado, y que son perfectamente sustituibles, el mercado de los mandos de consola es dicótomo: están los mandos oficiales, y luego el resto. Sobre este punto la autoridad de competencia francesa no incide.
Centrándonos ahora en mandos no producidos por el fabricante de la consola, existen dos tipos de mandos: aquellos fabricados por terceros externos, y los mandos que cuentan con una licencia de Sony en el marco de un programa de colaboración conocido como Official Licensed Product (OLP).
La principal diferencia entre estos es que los OLPs tienen derecho a utilizar el logotipo de Sony en la carcasa de sus productos. Desde el punto de vista del consumidor, que en ocasiones se trata de padres poco familiarizados con el mundo de los videojuegos, comprar un producto que cuenta con el visto bueno de Sony es un factor de confort y seguridad. Es por ello que, para un fabricante de periféricos, conseguir esta licencia puede suponer un impulso a sus ventas. Un ejemplo de OLP es el mando comercializado por la mercantil francesa Nancon (ver aquí), mientras que otras empresas como Suza o Próxima Plus, son empresas completamente ajenas.
Las conductas sancionadas:
La Autoridad sanciona dos prácticas anticompetitivas que se aplicaban simultáneamente:
- Contramedidas técnicas destinadas a desconectar de la PS4 aquellos mandos no producidos ni licenciados por Sony
- Política de licencias opaca en el programa OLP.
Es decir, perjudicaba el funcionamiento de cualquier mando que no fuese propio o con licencia oficial, y a la par, dificultaba la obtención de estas licencias. De esta manera, se aseguraba de que los jugadores se inclinarían por comprar bien sus propios mandos, bien los pocos OLP que consiguiesen la licencia.
Las trabas impuestas por Sony a las empresas interesadas en entrar en el programa de colaboración OLP son principalmente contractuales. Como explica el regulador francés en su Decisión, las prácticas tienden a aumentar artificialmente las barreras de entrada e impiden a los competidores a desarrollarse en el mercado a pesar de sus propios méritos.
Por su parte, las contramedidas técnicas empleadas para entorpecer la conexión de los mandos no producidos ni licenciados por Sony suscitan mayor interés.
Cada mando propio o licenciado cuenta con un código de identificación único, mientras que los otros mandos no cuentan con un código, o replican el mismo a gran escala. La maniobra de Sony consistió en aprovechar sus actualizaciones de software periódicas para programar la configuración de la PS4 de manera que cuando detectase códigos -o ausencia de los mismos- pertenecientes a estos mandos, la consola los desvinculara. Algunos fabricantes pudieron solventar el problema ofreciendo “parches” a sus usuarios. Sin embargo, estas soluciones requieren de tiempo, comunicación con la empresa, y cierto manejo de la consola.
El objetivo de Sony era claro, dar a los usuarios la impresión de que los mandos que no son oficiales ni OLP (es decir, cualquiera que no tenga el logo de Sony) funcionan mal, y que las desconexiones son imputables a los fabricantes de estos mandos y a su calidad. De cualquier modo, disminuyen el bienestar y experiencia de juego del usuario.
La estrategia de Sony va más allá, y está pensada para desbancar por completo a sus competidores. La codificación de los mandos parece responder al objetivo de que más empresas se adhieran al programa OLP, del que Sony lógicamente obtiene un beneficio. Sin embargo, Sony también dificultó la adhesión a algunas empresas, de manera que la finalidad de la conducta era doble: (i) conseguir que algunos fabricantes externos licenciasen sus productos, y; (ii) expulsar del mercado al resto.
Existen también acusaciones propias del ámbito de la competencia desleal. Subsonic denunció, además, un aviso emitido por Sony a sus jugadores, en el que comunicaba que solo los productos oficiales y OLP serían compatibles con el sistema PS4.
La defensa de Sony:
Sony ya ha declarado que recurrirá la sanción ante la Cour de cassation, aunque, como se desprende de la Decisión, los argumentos de Sony tienen un recorrido limitado. En lo que se refiere a la codificación, los hechos no son controvertidos, y Sony tampoco parece negar el efecto que ha tenido sobre sus competidores.
No obstante, justifica este comportamiento en la protección de su propiedad intelectual e industrial, y en la necesidad de luchar contra la falsificación. Los mandos, cuentan con gran cantidad de patentes y diseños protegidos. Mientras que la protección de su propiedad industrial -en tanto que salvaguarda la innovación- es un objetivo loable, la proporcionalidad de las medidas es lo que quiebra el razonamiento ofrecido por Sony.
En Alemania, la justicia reconoció dos infracciones de patente de Sony por parte de Subsonic. La autoridad de competencia francesa argumenta que incluso si esto estuviese ocurriendo en Francia, las medidas tomadas serían igualmente desproporcionadas. A mayor abundamiento, el argumento de la propiedad industrial también tiene sus propias fallas, puesto que Sony también critica aquellos productos con menores prestaciones que no cuentan con tecnología patentada, como ocurre con los sistemas de vibración (ej. un golpe con un coche produce una vibración en el mando). Es decir, protegen su tecnología para que no la repliquen, y luego no están de acuerdo con que ofrezcan productos más simples.
Una de las alegaciones de Sony es que, si varios controladores comparten el mismo número de identificación, pueden ser considerados legítimamente falsificados, aunque no aporta prueba alguna al respecto. El razonamiento es el siguiente: si la PS4 (una máquina) no es capaz de detectar, basándose en su código, si el mando ha sido fabricado por Sony o autorizado por el mismo, los consumidores tampoco pueden distinguir los mandos originales de los fabricados por tercero.
Otros razonamientos de Sony son igualmente rechazados por la autoridad de competencia. Una de las alegaciones es que las desconexiones de los mandos también podrían dañar la imagen de PS4. En otras palabras, Sony dice que sus propias medidas dañan su imagen, y que han tomado una decisión perjudicial para sus intereses.
Destaca, a su vez, el argumento de Sony de que las vías legales para luchar contra la falsificación y prácticas contra su propiedad industrial son muy largas y complejas, por lo que se ven obligados a tomar contramedidas técnicas por su cuenta.
Conclusión:
Aunque aún es pronto para hacer predicciones de cómo terminará este caso, la defensa de Sony no augura una victoria en los tribunales. Sin perjuicio de que se les condene a pagar una multa “baja” (considerando la facturación global de Sony, de más de 80.000 millones), es necesario analizar la eficacia general de la estrategia comercial de Sony en la actualidad:
Sony apenas comercializa ya mandos propios para PS4, puesto que está plenamente enfocado en la PS5, cuyos mandos tienen un precio superior a los 70 euros por unidad. El daño reputacional causado a los fabricantes de mandos persiste en la actualidad, y es precisamente ahora cuando estas empresas pueden ganar más cuota de mercado, puesto que, teniendo en cuenta la vida útil de los mandos, muchos jugadores de PS4 que comprasen la consola hace 5 años o más, pueden necesitar cambiar sus mandos.
En el caso de la PS5, apenas hay oferta mandos distintos de los oficiales de Sony, y los pocos que hay son, principalmente, OLPs. Si esta situación se debe a un abuso de posición de dominio está por determinar, pero parece claro que, a pesar de la multa, la posición de Sony en el mercado de los periféricos de consolas se ha reforzado.
Artículo escrito por: Alejandro Martínez Luna